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domingo, 4 de diciembre de 2011

Parásitos hematófagos

"Si de vampiros se trata"

Revista Ciencia y Desarrollo | Perla María del Carmen Acevedo Ramírez


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Cuando alguien menciona la palabra vampiro, viene a la mente de muchos un ser mítico, entre vivo y muerto, que subsiste durante siglos a expensas de la sangre ajena, pero también se puede pensar en un mamífero volador, considerado un ser terrorífico que aparece de noche, mostrando unos colmillos listos a clavarse en el cuello de sus víctimas, a manera de un par de popotes, a través de los cuales este horrible animal succiona su sangre hasta agotarla: el murciélago… Y esta sola imagen parece ser la causa por la cual muchos murciélagos han padecido la mala suerte de ser atacados sin razón alguna, porque conviene aclarar que la mayoría de ellos se alimentan de polen, insectos y néctar, por lo que resultan ser muy pocos los hematófagosa. Pero, entonces, ¿en realidad son estos animalillos unos vampiros satánicos?

Veamos cuáles son las acepciones que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española reconoce acerca del término "vampiro":
(Del fr. vampire, y este del al. Vampir).

1. m. Espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos.
2. m. Murciélago hematófago de América del Sur.
3. m. Persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás.


Un vampiro, de acuerdo con la segunda acepción, es un ser vivo que se alimenta de la sangre de otros seres vivos, eso nos permite extender esta definición un poco más allá de los murciélagos hematófagos, y podemos incluir, en general, a otros seres vivos que se nutren de sangre y son mucho más abundantes, lo que nos llevará a hablar de diversas clases de vampiros, y eso convierte este texto en un cuento de terror, ¿no es así?, ya que a continuación se presentará un variado mosaico de vampiros capaces de causar problemas graves e, incluso, la muerte de los seres vivos a los que “chupan la sangre”; ellos son ni más ni menos que los parásitosb hematófagos, es decir, organismos que viven a expensas de otros seres vivos, alimentándose de su sangre. Como lo verás más adelante, muchos parásitos hematófagos pueden hacer mucho más daño que succionar la sangre de otros seres vivos, también transmiten enfermedades que pueden concluir en un desenlace fatal.


Fig. 1
Endoparásitos hematófagos

Empezaremos por los nematodos, gusanos cilíndricos cuyos cuerpos son largos y delgados, similares a los fideos; ejemplo: el Necator americanus, que mide hasta 2 cm de largo, vive en el intestino delgado, principalmente de los niños, y tiene una boca grande con dos pares de placas cortantes parecidas a dientes que le permiten sujetarse fuertemente al intestino (figura 1). Cada uno de estos nematodos consume, aproximadamente 0.05 mℓ de sangre, lo que no parece significar demasiado, pero si hay demasiados en el mismo intestino, pueden llegar a extraer grandes cantidades y causar en el huésped una enfermedad llamada anemia, la cual se caracteriza por la disminución de sangre en los seres parasitados, lo que deriva en el descenso de hierro y hemoglobinac, además de proteínas y, en ausencia de éstas, otros nutrientes dejan de absorberse; si a esta serie de problemas agregamos la presencia de infecciones masivas (más de 1,000 parásitos), el desenlace puede concluir con la muerte de la víctima que con su sangre alimentó a estos parásitos.1

La presencia de estos vampiros es interpretada de manera variada, y en ocasiones ha llegado a ser tan menospreciada por algunos sectores de salud que, por lo general no se reporta e, incluso, a nivel nacional se desconoce con qué frecuencia se presenta. Uno de los pocos registros proviene de Chiapas, donde se realizó un estudio en mujeres anémicas, entre las cuales se identificó que 50% padecía parasitosis por N. americanus, y los estudios demostraron que el nivel promedio de hemoglobina en ellas fue más bajo (4.1 g/dℓ) que en el conjunto de mujeres con anemia causada por otros motivos, como la desnutrición (promedio 7.0 gm/dℓ), cuando el nivel de hemoglobina en mujeres sanas es de 12.1 a 15.1 g/dℓ, lo cual demuestra que N. americanus es capaz de provocar una anemia más aguda que aquella causada por desnutrición.2


Fig.2
Fig. 3
Ectoparásitos


Existen otros vampiros que, a diferencia de los nematodos, viven en el exterior del cuerpo por lo que son llamados ectoparásitos (ecto- ‘en el exterior’), los cuales, algunas veces pasan toda su vida sobre el animal o humano del que se alimentan, pero otras, únicamente llegan, se alimentan y se van, entre ellos se encuentran insectosd y arácnidose.




Fig. 4
Fig. 5
Entre los insectos hay una gran variedad de vampiros; en general, su aparato bucal está diseñado para ello, pues está compuesto por estructuras delgadas y largas que forman un órgano muy similar a una aguja hueca que se inserta en el tejido del cual obtiene la sangre, mediante succión. Entre los insectos, podemos encontrar una enorme multiplicidad: mosquitos, moscas, pulgas, piojos (piojo del cuero cabelludo y piojo del vello púbico o ladilla, éste último se transmite por contacto sexual), chinches de cama (Cimex) y chinches besuconas, que aprovechan los huecos de las paredes para hacer sus nidos (figuras 2-7). Algunos son bastante frecuentes y se encuentran durante todo el año, aunque, por lo general, su número aumenta en la temporada de lluvias. Un ejemplo notable se aprecia en la presencia de piojos, que son altamente contagiosos, como ha sido registrado a través de varios brotes en niños de escuelas públicas y privadas, lo cual constituye un problema.

Fig. 7
Fig. 6

Por otra parte, en el grupo de los arácnidos se encuentran comprendidas las garrapatas, que necesitan sangre para desarrollarse desde su salida del huevo hasta convertirse en adultas. La mayor incidencia de ellas se presenta en animales domésticos (bovinos, perros) y silvestres, pero éstas también pueden alimentarse de humanos (figura 8).


Enfermedades provocadas por vampiros
Fig. 8

El problema trasciende hasta la posibilidad de provocar anemia, que ya es una cuestión seria, pues algunos de estos insectos y garrapatas hematófagos transmiten virus, bacterias, rickettsiasf, protozoarios y nematodos que causan padecimientos denominados enfermedades transmitidas por vector (ETV), como las que se muestran en el cuadro 1.


Combate a los pequeños vampiros

Como puedes ver, son muchos los vampiros existentes en la naturaleza y, como bien se dice, se trata de criaturas que, efectivamente, extraen sangre, pero, por lo general no causan la muerte por sí mismas; no obstante, algunos de estos vampiros, en particular los insectos y arácnidos, al extraer sangre, pueden transmitir enfermedades que sí pueden provocar la muerte.



Tomando en cuenta que los seres hematófagos son muy diversos en tamaños, formas y también en su desarrollo, resulta muy difícil combatirlos, por lo que es necesario mantenerlos bajo control. Ciertamente son vampiros, pero unos a los que no requerimos combatir con balas de plata o crucifijos; tampoco resulta efectivo exponerlos al sol… ¡ah!, y por cierto, mucho menos es necesario –ni siquiera útil, sino totalmente perjudicial– causar incendios en cuevas para matar murciélagos, toda vez que éstos son indispensables para mantener el ecosistema en el que se desarrollan; pero si se trata de disminuir el número y la amenaza de los verdaderos vampiros, los chupasangre, la mejor arma es la higiene, y a continuación se ofrece una lista con algunas sugerencias para evitar sufrir sus extracciones de sangre:

» Mejorar los hábitos higiénicos: lavado de manos, aseo personal y de la vivienda.

» No defecar al aire libre, ya que los nematodos Necator americanus se alojan en el intestino, de modo que en las heces se evacuan igualmente los huevos depositados por las hembras de éstos, los cuales al salir se desarrollan, dejando libres las larvas con la capacidad de infectar a otras personas (principalmente niños).

» Evitar la acumulación de agua en cacharros o charcos por varios días, pues las hembras de los mosquitos depositan los huevos en la superficie del agua, por lo que estos eventuales depósitos de agua crean ambientes propicios para el desarrollo de los mosquitos.

» Procurar que las mascotas estén sanas y libres de parásitos, ya que pueden transmitirlos, por ejemplo, las pulgas; además, es importante evitar que sus excretas permanezcan al aire libre.

» Mantener lo más limpio posible el entorno de las personas: casa, oficina, escuela, calle, etcétera, para evitar que los parásitos se hospeden en nuestro hábitat.

Con estas medidas, seguro nos pondremos a salvo de los vampiros. Mejor que una corona de ajos y con más agradable olor, ¿no lo creen?




Virus del Oeste del Nilo. La Encefalitis por Virus del Oeste del Nilo se transmite a través de la picadura de mosquitos Culex. Las principales manifestaciones clínicas de la enfermedad en humanos incluyen fiebre, malestar general, anorexia, cefalea, mialgias y, ocasionalmente, síntomas severos como encefalitis o meningitis.


Paludismo o malaria. Enfermedad parasitaria causada por protozoarios del género Plasmodium que se transmite a los humanos por la picadura de las hembras infectadas de los mosquitos del género Anopheles.

Leishmaniasis. Enfermedad que afecta a humanos, animales domésticos y silvestres, y pueden manifestarse con úlceras cutáneas, inflamación de vísceras y llegar a causar la muerte. Es causada por diferentes especies del género Leishmania (L. chagasi, L. mexicana,L. braziliensis) y se transmite por mosquitas nematófagas del género Lutzomyia (jejenes, mosquitas de arena, manta blanca, tirita).

Enfermedad de Chagas. Causadas por protozoarios Trypanosoma cruzi, transmitidos por las excretas de insectos hematófagos de la subfamilia Triatominae. Otras formas de transmisión del parásito, principalmente en áreas urbanas, ocurren a través de órganos y tejidos contaminados, y también de madre a hijo, durante el embarazo.



Glosario

a. Hematófago. Ser vivo que se alimente de la sangre de otro ser vivo
b. Parásito. Ser vivo que se nutre a expensas de otro ser vivo (huésped). Los endoparásitos (protozoarios, nematodos) viven dentro del huésped, y los ectoparásitos (mosquitos, moscos, chinches, piojos, garrapatas, ácaros, etc.) fuera de él.
c. Hemoglobina. Proteína que se encuentra en la sangre y se encarga de transportar el oxígeno por todo el cuerpo.
d. Insecto. Invertebrado cuyo cuperpo se divide en cabeza, tórax y abdomen, con 3 pares de patas y, en ocasiones, también con alas, como mosquitos, mariposas, cucarachas, piojos, pulgas.
e. Arácnido. Invertebrado con cuerpo dividido en prosoma (parte anterior del cuerpo que incluye la cabeza, en ella se encuentran los quelíceos, apéndices bucales que sirven para sujetar la comida y los pedipalpos que tienen función sensorial) y opistosoma (región posterior del cuerpo, abarca el abdomen que incluye los cuatro pares de patas). No posee antenas. Ejemplos: arañas, alacranes, garrapatas y ácaros.
f. Rickettsia. Género que agrupa a bacterias gram-negativas (familia Rickettsiaceae) bacilares, parásitas intracelulares obligadas de los vertebrados (incluyendo el hombre) y de artrópodos (garrapatas, pulgas, piojos, etc.). Los segundos actúan como vectores y facilitan la transmisión de las rickettsias entre los diferentes hospedadores. Las rickettsias crecen generalmente en el citoplasma de la célula hospedadora y, con menor frecuencia, en el núcleo. © Diccionario de Medicina Espasa Calpe, S.A.


Referencias

1. A. Atías. Parasitología médica. Chile, s/cd.: Manual Moderno, 1999.
2. P. Brentlinger, L. Capps, M. Denson. “Hookworm Infection and Anemia in Adult Women in Rural Chiapas, Mexico”. Salud Pública de México, 45, 2, (2003): pp. 117-119. [http://www.facmed.unam.mx].
3. Secretaría de Salud. “Panorama epidemiológico de fiebre y fiebre hemorrágica por dengue en entidades federativas”. Información publicada a la semana 13. Abril, 2011.
4. Secretaría de Salud. “Programa de Acción Específico 2007-2012. Otras Enfermedades Transmitidas por Vector”. México: Secretaría de Salud, 2008, 70 pp.
5. Organización Panamericana de la Salud. Informe Final de la Reunión de Expertos OPS/OMS sobre Leishmaniasis Visceral en las Américas. Río de Janeiro, Brasil: PANAFTOSA, 2006, 152 pp.
6. G. Gordillo-Pérez, J. Torres, F. Solórzano-Santos, V. Garduño-Bautista, R. Tapia-Conyer, O. Muñoz. Estudio seroepidemiológico de borreliosis de Lyme en la Ciudad de México y el noreste de la República Mexicana. Salud Pública de México, 45, (2003): pp. 351-355.



Nota. Por error de dedo (¿quién no lo ha tenido?) algunas imágenes de este artículo se guardaron con el nombre de "Si de vampiros de trata" en lugar de "Si de vampiros se trata". Ofrecemos una disculpa, prometemos ser más cautelosos.



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