Buscar este blog

viernes, 23 de diciembre de 2011

Perú, México y Argentina llevan a la región de las Américas a romper el Récord Guinness de lavado de manos al mismo tiempo



Washington, D.C., 22 de diciembre de 2011 (OPS/OMS)- La región de las Américas estableció un nuevo récord mundial de Guinness al alcanzar el mayor número de personas que se lavaron las manos al mismo tiempo en varias localidades. Perú, México y Argentina, en ese orden, fueron los países que convocaron a más gente para romper este récord, inscrito por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) el 14 de octubre de este año, al celebrarse el Día Mundial del Lavado de Manos.

Representantes de Guinness certificaron esta semana que el 14 de octubre 740,870 personas se lavaron las manos, al mismo tiempo, en distintas localidades de las Américas. Gracias al trabajo de coordinación entre las autoridades de salud y educación de cada país, en Perú se lavaron las manos 604.246 personas, en México 134.790 y en Argentina 1.834. Los tres países movilizaron a miles de escuelas para colaborar en esta actividad y reforzar entre los escolares la importancia del lavado de manos.

De esta manera, la región de las Américas rompió el récord establecido en 2009 en Bangladesh, con 52.970 personas que se lavaron las manos al mismo tiempo.

La OPS/OMS entregará certificados a Perú, México y Argentina a inicios de 2012 para reconocer el trabajo de los distintos organismos gubernamentales y agencias que apoyaron el evento, así como la labor hecha por las escuelas y los escolares que respondieron al llamado.

Para romper el récord mundial de Guinness de mayor cantidad de personas lavándose las manos al mismo tiempo en varias localidades, la OPS/OMS solicitó la colaboración de todos los países de la región y realizó los trámites de inscripción ante Guinness. Perú, México y Argentina respondieron a este llamado con un esfuerzo de coordinación con escuelas de todo el país y, de acuerdo a los protocolos establecidos por Guinness, registraron con documentación y testigos el momento en que los estudiantes se lavaron las manos.

Toda esa documentación fue revisada este 19 de diciembre de 2011 por los adjudicadores de Guinness que viajaron hasta los países para constatar que se había superado el récord anterior.

Desde 2008, la OPS/OMS en colaboración con los países de la región promueve la obtención de este récord en el Día Mundial del Lavado de Manos a través de la movilización de las escuelas, con el objetivo de llamar la atención sobre los programas de promoción de higiene, lavado de manos y saneamiento que realizan los países a lo largo del año.

El lavado de manos con agua y jabón es una de las medidas mas económicas y efectivas para prevenir enfermedades infecciosas que causan alrededor de 3.5 millones de muertes entre niños y niñas antes de los cinco años, principalmente por diarreas y enfermedades respiratorias agudas. Según los datos de la Encuesta Mundial de Salud a Escolares (GSHS), que monitorea un grupo amplio de conductas de riesgo entre los escolares de las Américas, hay países en los que más de un 15 % de los escolares responden que en ninguna ocasión o raramente se lavaron las manos antes de comer en los últimos 30 días.

Para la próxima celebración del Día Mundial de Lavado de Manos en 2012, la OPS/OMS volverá a convocar a los países de las Américas alcanzar el millón de personas y batir así el récord fijado este año. 

La nueva campaña para el Día Mundial de Lavado de Manos procurará insistir en que se dedique al menos 20 segundos a frotarse las manos con jabón y con agua para arrastrar los gérmenes. Además, se reforzarán aspectos en cuanto a la técnica de lavarse todas las partes de la mano: frotar las manos palma con palma, sobre dorso y los espacios entre los dedos, lavar el dorso de los dedos, incluyendo las uñas, y también frotar los dedos pulgares y las muñecas.

La OPS se estableció en 1902 y es la organización de salud pública más antigua del mundo. Trabaja con todos los países del continente americano para mejorar la salud y la calidad de la vida de las personas de las Américas y actúa como la Oficina Regional para las Américas de la OMS.

Enlaces:
Récord Guinness de Lavado de Manos en 2011: www.paho.org/lavadodemanos


domingo, 18 de diciembre de 2011

Algunos datos sobre el VIH

La Infección por VIH y el SIDA


Por: Torres Escobar Indiana* y Martínez Fernández Rodolfo**


Modelo de plástico del VIH fabricado
La infección con cualquiera de los virus de inmunodeficiencia humana resulta en una perdida progresiva de las funciones del sistema inmune, determinando finalmente la aparición el conjunto de patologías que constituyen el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. La progresión hacia el SIDA es variable, dependiendo tanto de factores en el huésped como de factores virales. El Síndrome de Inmunodeficiencia Humana es la última etapa de la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), largo y complejo proceso resultante de la interacción dinámica entre el virus con el sistema inmune que resulta de la elevada y constante producción de nuevos viriones que ocasionan la destrucción progresiva de linfocitos T de tipo CD4, determinando la historia natural de la enfermedad que sin el tratamiento adecuado terminará inevitablemente con la vida del huésped.


VIH 1 y VIH 2

Familia: Retroviridae
Género: Lentivirus

El VIH 1 es responsable del mayor número de casos infectados en el mundo, en tanto el VIH 2 se encuentra circunscrito a África occidental y, más recientemente a la India.
Basados en la total secuenciación genómica viral, actualmente hay tres grupos principales de VIH 1 llamados M, N y O (tabla 1), habiéndose identificado ocho grupos y ningún subgrupo del VIH 2.


Los subtipos virales presentan una distribución geográfica determinada. El subtipo A y D son fundamentales en África Central, el B en -
Norte América y Europa, el C en África del Sur e India, F en Brasil y Rumanía, G en Rusia, H en Taiwán, J en Zaire y K en Camerún.


Patogenia

La transmisión del VIH es el resultado de una interacción entre el virus y los receptores de la superficie celular que finalmente permiten la penetración  hacia la célula de la nucleocápside viral a través de la membrana celular. Para el ingreso a la célula huésped, además del receptro CD4, es necesaria la existencia de distintos correceptores (CCR5, CXCR4, CCR3, CCR2B, CCR1 y CCR4). Diversos estudios han confirmado el papel de CCR5 como el correceptor más importante en cepas con tropismo por los macrófagos y el CXR4 como el correceptor de las cepas con tropismo de las células T. Estos dos distintos tipos d virus son referidos ahora como virus R5 y X4. Existen cepas virales con tropismo dual (VIH R5X4). El VIH R5 es el transmitido con mayor frecuencia por vía sexual y predomina durante los primeros años de la infección.

Aunque el VIH puede infectar diferentes células del cuerpo (linfocitos, células dencríticas, glía, precursores de médula ósea y células enterocromáfines del intestino) sus blancos principales son el linfocito y los macrófagos. El contacto del virus, el receptor y el (los) correceptor(es) desarrollan una serie de cambios en las glicoproteínas de la superficie que produce la fusión de las membranas viral y celular permitiendo la entrada del virión. Una vez ingresado comienza la replicación de los virus (ver video), comenzando por la transcripción reversa formando ADN complementario del ARN viral.
A partir de su ingreso y durante la fase primaria de la infección el virus busca los tejidos linfoides e infecta las células T CD4.


A continuación las etapas de la enfermedad desde la infección por VIH hasta el desarrollo del Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA):


1. Transmisión viral: la forma de transmisión va a determinar la velocidad de progresión. Así, para quienes se infectaron por transfusión, el desarrollo del SIDA es de alrededor de 7 años, y va de 8 a 12 por transmisión sexual.
2. Infección primaria: asociada a la replicación viral inicial presenta de manera variable fiebre, adenomegalias, faringitis, erupción maculopapular en cara y tronco, pudiendo también presentarse ulceraciones mucosas, mialgias y artralgias.
3. Seroconversión: periodo en que se desarrolla y es posible detectar anticuerpos contra el virus. La mayoría de las personas pueden presentarlo los primeros 6 meses, generalmente de 3 a 12 semanas. Se conoce como "periodo ventana" aquel en que la serología es negativa estando la persona infectada.
4. Periodo asintomático: de acuerdo con la cepa viral adquirida y a la respuesta inmune encontrada, este periodo conocido también como "setpoint" se da después de 6 meses de adquirida la infección. Su duración es variable produciéndose una constante actividad viral y un equilibrio entre la destrucción y producción celular. La carga viral y la cantidad de linfocitos T+ CD4 encontrados tendrán relación con la progresión al SIDA. Puede ser asintomática o presentarse linfadenopatía generalizada. Sin tratamiento, del 20 al 30% de los casos desarrollarán condiciones definitorias de SIDA dentro de los 18 a 24 meses siguientes.
5. SIDA: como resultado de la inmunodeficiencia adquirida por la destrucción de linfocitos CD4 se presentan tanto infecciones oportunistas como neoplasias secundarias. El deterioro inmunológico y las enfermedades asociadas incluyen los casos con recuentos de CD4 menores de 200 cel/ml (aunque la persona se encuentre asintomática) y aquellos con enfermedades definitorias de SIDA, aunque el recuento de CD4 sea mayor a 500 cel/ml. Dividiremos este periodo en dos:
        a. Infección asintomática temprana: con manifestaciones no definitorias de SIDA, se da ya el inicio de la inmunodeficiencia.
       b. Infección avanzada: con recuentos de CD4 menores a 50 cel/ml presentan las patologías consideradas como definitorias con una sobrevida que en general no es mayor a 18 meses.


Tanto la medición de la cantidad de RNA del VIH o carga viral como el recuento de células CD4+ son utilizados como marcadores de la progresión de la infección.
Se entiende como progresión, aunque en cada individuo se presenta de manera variable, el que el paciente presente un incremento de la morbilidad ante la presencia de una mayor carga viral y una disminución de los linfocitos CD4. Si bien ambos marcadores se utilizan, la carga viral desde su aprobación en 1996 se convirtió en una prueba de laboratorio muy utilizada para determinar la progresión de la infección, ya que ésta aumenta mucho antes de que los linfocitos T CD4 disminuyan, dando evidencia de una replicación viral activa.
Ambas medidas son utilizadas como guías para la toma de decisiones terapéuticas haciendo posible individualizar el tratamiento y determinando con precisión cuándo es el mejor momento para el inicio o el cambio de los antirretrovirales.


Las técnicas de amplificación de ácidos nucleicos pueden detectar hasta 20 copias/ml en la versión denominada ultrasensible (Amplicor).
La cuenta absoluta de linfocitos CD4 se basa más comúnmente en la prueba hecha a través del citómetro de flujo, donde se obtiene el porcentaje de células CD4. Además, se han definido porcentajes equivalentes de linfocitos CD4 a los valores absolutos en los puntos e corte clínicamente relevantes.


*Torres Escobar Indiana
Maestría en Epidemiología, Maestría en Ciencias, Especialista en VIH-SIDA.
Profesora-Investigadora Titular "A" Tiempo Completo de FMBUAP.
Responsable Servicio Especializado  de Atención al VIH/SIDA.
Integrante experta del Panel Asesor de las Américas en Salud Reproductiva de la OMS, y del Grupo Poblano de Trabajo en VIH/SIDA.
Miembro de la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica A.C., la International Association of Physicians in AIDS Care y de la International  AIDS Society.


**Martínez Fernández Rodolfo
Médico Cirujano, Especialista en Cirugía General.
Sub Especialidad en Cirugía Digestiva.
Maestría en Ciencias Médicas e Investigación Clínica.
Profesos-Investigador y Secretario de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP.
Integrante del padrón de Investigadores de la BUAP.
Certificado Consejo Mexicano de Cirugía: Folio 32596.
Membresías: International Collage of Surgeons, Sociedad de Gastroenterología de Puebla, Sociedad Mexicana de Gastroenterología, Academia Nacional Mexicana de Bioética.


Fuente: Virología Básica y Clínica. Nidia Gary Salazar, Rosendo Briones Rojos y Gloria León Tello (coordinadores). Editorial: BUAP, pp. 249-251.


Replicación del VIH

La replicación del VIH-1 es un proceso de múltiples etapas. Cada paso es crucial para el éxito de la replicación. Y es, por consiguiente, un blanco potencial para los fármacos antirretrovirales.



Fuente del video: Boehringer Ingelheim.com
Subtitulado por: Dra. Shora (Esther Samper). Página Web: medtempus.com

lunes, 5 de diciembre de 2011

Las micotoxinas: contaminantes naturales de los alimentos

Revista Ciencia | julio-septiembre 2009

Abraham Méndez-Albores y Ernesto Moreno-Martínez

Las micotoxinas son sustancias producidas por ciertos hongos pertenecientes principalmente a los géneros Aspergillus, Fusarium y Penicillium. Suelen encontrarse en una gran variedad de productos agrícolas, y son los contaminantes naturales de los alimentos más extendidos a nivel mundial. Son altamente tóxicos, producen mutaciones (mutágenos), producen cáncer (cancerígenos), malformaciones en los fetos (teratógenos) y disminuyen la inmunidad (inmunosupresores). Debido a su gran variedad de efectos tóxicos, y sobre todo a su extrema resistencia al calor (termorresistencia), la presencia de las micotoxinas en los alimentos es considerada de alto riesgo para la salud humana y de los animales.

La contaminación de los alimentos con micotoxinas depende de las condiciones ambientales, que pueden propiciar el crecimiento del hongo y por ende la producción de las toxinas. Por tanto, la mayoría de los productos agrícolas pueden ser susceptibles de contaminación casi en cualquier momento, desde su producción en el campo, durante la cosecha, en el transporte y en el almacenamiento.

La información en México respecto a la incidencia y los niveles de contaminación por micotoxinas en los alimentos está limitada por muchos factores, entre ellos los recursos disponibles para realizar investigaciones, las facilidades de los laboratorios para llevar a cabo los análisis, lo adecuado de los procedimientos de muestreo y la sensibilidad de los métodos de cuantificación utilizados. De la extensa variedad de micotoxinas, alrededor de una veintena han sido particularmente investigadas, y seis se consideran importantes desde el punto de vista alimentario (Tabla 1).


Consecuentemente, el presente artículo revisa algunos aspectos de estas micotoxinas, su ocurrencia en los alimentos destinados para el consumo humano y los niveles de tolerancia establecidos para cada metabolito.


Tabla 1.

Ocratoxina

Las ocratoxinas son micotoxinas que afectan el sistema nervioso (neurotóxicas) y pueden causar cáncer de riñón (nefrocancerígenas). Son producidas por el hongo Penicillium verrucosum en regiones con clima frío, y por algunas especies de Aspergillus (como A. ochraceus) en regiones con clima tropical. La mayoría de estos hongos producen principalmente ocratoxina A y raras veces ocratoxina B. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) clasificó a la ocratoxina A en el grupo 2B, como una sustancia posiblemente cancerígena en humanos.

Las ocratoxinas, son moléculas moderadamente estables y por tanto suelen resistir la mayoría de los procesos de elaboración de los alimentos, como el hervido, el tostado, el horneado, el freído y la fermentación. Se estima que la ingesta diaria de este tipo de micotoxinas en humanos se encuentra entre 0.7 y 4.7 nanogramos (milmillonésimas de gramo) por kilogramo de peso corporal. De ella, cerca del 50 por ciento es atribuida al consumo de cereales y sus productos derivados.

Sorgo
La ocurrencia natural de la ocratoxina A es evidente en la mayoría de los cereales como maíz, trigo, cebada, sorgo, arroz, avena y centeno. Sin lugar a duda la ocurrencia de este tipo de micotoxina está asociada con las condiciones climáticas, y sobre todo con las condiciones de cosecha y manejo poscosecha de los granos. Las concentraciones usualmente encontradas están por debajo de los 50 microgramos (milésimas de gramo) por kilogramo; sin embargo, se pueden presentar niveles más altos, sobre todo cuando los productos son almacenados bajo condiciones inadecuadas. Las ocratoxinas también se han encontrado en otros alimentos como los frijoles, la soya, el café, las nueces, los frutos secos, el cacao, los jugos y los vinos de uva, la cerveza y en algunas especias.

Los Estados Unidos y la Comisión Europea establecieron un límite máximo de tolerancia de 5 microgramos por kilogramo para los cereales no destinados al consumo humano; 3 microgramos por kilogramo para los destinados al consumo humano; 3 microgramos por kilogramo para los granos de café tostado; 10 para el vino procedente de frutos deshidratados; 2 para los granos de cacao; 0.5 para el vino de mesa y los jugos de uva, y 0.2 microgramos por kilogramo para la cerveza.


Zearalenona

Este tipo de micotoxina también es conocida como toxina F-2 o ZEN, y es producida por especies del hongo Fusarium, comúnmente F. graminearum y F. culmorum. El efecto más importante de la zearalenona es sobre el sistema reproductivo, causando exceso de producción de estrógenos (hiperestrogenismo), particularmente en las cerdas.

Hay poca evidencia de que la zearalenona cause cáncer; sin embargo, la evidencia respecto a su capacidad de causar mutaciones (genotoxicidad) es contradictoria, pues se ha reportado que es genotóxica en ratones. La mayoría de estos estudios son totalmente dependientes de la especie evaluada, y por consiguiente se requiere de más investigación para confirmar que la zearalenona sea un carcinógeno potencial en humanos. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer identificó a la zearalenona en el grupo 3, como una sustancia no clasificable como cancerígena en humanos.

La zearalenona se encuentra principalmente en granos como maíz, cebada, trigo y arroz. Sin embargo, la contaminación con zearalenona no se restringe únicamente a los cereales, pues también se la ha encontrado en cerveza, frijoles, plátanos y soya.

La zearalenona es parcialmente degradada por el efecto de la temperatura (120-140 grados Celsius) y por tanto siempre existirá un remanente en el alimento, aun después del procesamiento. Los límites de tolerancia para esta micotoxina han sido evaluados con base en los niveles a los cuales no poseen efectos hormonales en las cerdas. Consecuentemente, se han establecido tolerancias de hasta 1 microgramo por kilogramo para la mayoría de los cereales.

           
Patulina

La patulina es un compuesto tóxico producido por una gran variedad de especies de hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium. De ellos, P. expansum es el más importante, pues es un contaminante común de las manzanas y otros frutos. Se ha reportado que la patulina posee actividad antibiótica, la cual ha sido evaluada en humanos para probar su utilidad en el
tratamiento de los resfríos comunes; sin embargo, su efectividad aún no ha sido claramente demostrada debido a que es altamente irritante al estómago y además suele ocasionar náuseas y vómito. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer clasificó a la patulina en el grupo 3.

Manzanas
Bajo ciertas condiciones de laboratorio, la patulina se ha logrado producir en manzanas, jugo de uva, cereales y en algunos quesos. Sin embargo, en situaciones naturales, la patulina es un contaminante típico de las manzanas, del jugo y de la sidra. Otros productos a base de manzanas, como tartas y mermeladas, también suelen contener pequeñas cantidades. Ocasionalmente la patulina ha sido encontrada en frutos con pudrición espontánea como plátanos, peras, piñas, duraznos y jitomates; sin embargo, los niveles reportados generalmente han sido relativamente bajos.

Generalmente, la patulina no se encuentra en bebidas alcohólicas ni en vinagre; sin embargo, se la ha encontrado en la sidra dulce (la cual se combina con jugo de manzana no fermentado). Además, se sabe que la patulina es degradada por el dióxido de azufre (SO2), el cual se emplea comúnmente como conservador en los jugos de frutas y otros alimentos.

La patulina no ha sido sujeta a regulación en la mayoría de los países; sin embargo, la calidad del jugo de fruta (manzana) es controlada por algunos de ellos, que han establecido una concentración máxima de 50 microgramos por litro.


Tricotecenos

Son un grupo de compuestos estrechamente relacionados en cuanto a su estructura química molecular, y son producidos principalmente por hongos como Fusarium graminearum, F. verticilliodes y F. culmorum.

La toxicidad de los tricotecenos es caracterizada por alteraciones gastrointestinales como vómito y diarrea; además, este grupo de micotoxinas son extremadamente tóxicas a nivel celular (citotóxicas) así como altamente inmunosupresoras. Los tricotecenos han sido clasificados en dos grandes grupos: el grupo A, que incluye a la toxina T-2 y a la toxina HT-2; y el grupo B, que incluye al desoxinivalenol (DON), al nivalenol y a la fusarenona X.

A la fecha, se ha identificado a poco más de 150 diferentes tricotecenos; sin embargo, la información de su ocurrencia natural en los alimentos es escasa, y generalmente se refiere al desoxinivalenol (vomitoxina), al nivalenol y a la toxina T-2. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer identificó al desoxinivalenol, al nivalenol, y a la fusarenona X en el grupo 3.

Los tricotecenos se encuentran generalmente en cereales como maíz, trigo, cebada, avena, arroz y soya. Sin embargo, algunos reportes indican su presencia en sorgo, plátanos, papas, mangos y semillas de mostaza y girasol.

La legislación de los tricotecenos existe solamente en pocos países, ya que estos compuestos se presentan en los alimentos como una mezcla de toxinas (con diferentes grados de toxicidad) y sobre todo a diferentes concentraciones. Debido a su importancia, se detallan algunos aspectos de uno de los principales tricotecenos: el desoxinivalenol.
                                                                                                                        

Desoxinivalenol (DON)

Es uno de los 150 compuestos conocidos como tricotecenos, y su toxicidad ha sido difícil de relacionar con los resultados experimentales de situaciones reales, debido a que generalmente se presenta acompañado de otros tipos de tricotecenos. En particular, la toxicidad del desoxinivalenol se caracteriza por vómito y diarrea, mientras que en una intoxicación aguda puede observarse necrosis en el tracto gastrointestinal y en los tejidos linfoides.

Plantación de arroz.
Frecuentemente se detectan cantidades significativas de desoxinivalenol en maíz, avena, cebada y trigo; mientras que los niveles más bajos generalmente están asociados a materiales tales como el triticale (cruza de trigo y centeno), el centeno, el sorgo y el arroz.

El desoxinivalenol es térmicamente estable y por tanto es difícil de eliminar una vez formado en los cereales. Sin embargo, es soluble en agua y puede eliminarse una cantidad considerable en los procesos que involucran el lavado.
La Comunidad Europea estableció un límite para el desoxinivalenol de 0.5 miligramos por kilogramo para los cereales de consumo directo, y 0.75 miligramos por kilogramo para las harinas empleadas como materia prima.


Fumonisinas

Las fumonisinas son un grupo de al menos 15 micotoxinas producidas principalmente por los hongos Fusarium verticilliodes y F. proliferatum, las cuales se encuentran frecuentemente en todas las regiones productoras de maíz a nivel mundial.

Existen al menos tres fumonisinas de ocurrencia natural: se conocen como FB1, FB2 y FB3. La FB1 es siempre la más abundante, seguida por la FB2 y la FB3. Generalmente estas toxinas se encuentran en los alimentos en concentraciones de partes por millón (miligramos por kilogramo). Este tipo de micotoxinas producen una gran variedad de efectos en los animales; leucoencefalomalacia (reblandecimiento de la sustancia blanca del cerebro) en equinos, edema (hinchazón) pulmonar en porcinos, así como toxicidad del riñón (neurotoxicidad) y cáncer de hígado en ratas. Su efecto en humanos ha sido difícil de determinar; sin embargo, se han asociado con una alta incidencia de cáncer de esófago y con la promoción de cáncer hepático en ciertas áreas endémicas de China. Con base en la evidencia toxicológica disponible, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer clasificó a las fumonisinas B1 y B2 en el grupo 2B.

Al parecer las fumonisinas se hallan en cualquier región en donde se cultive maíz, exceptuando algunas áreas frías, que pueden escapar ligeramente al problema de esta contaminación.

Algunos de los alimentos procesados para consumo humano que frecuentemente presentan contaminación con fumonisinas son las harinas de maíz, las hojuelas de maíz y la sémola. Por el contrario, los productos que suelen presentar bajos niveles de estas toxinas son el arroz, los frijoles, el sorgo, la cerveza y las especias.

Las fumonisinas son relativamente estables y no son destruidas por tratamientos con calor moderado. Luego del tratamiento del maíz con hidróxido de calcio (nixtamalización) no se han detectado fumonisinas en las tortillas; sin embargo, debe ponerse atención a los productos degradados como la fumonisina hidrolizada, la cual puede ser tan tóxica como el compuesto original.

Existen diferencias entre países respecto al límite de tolerancia establecido para las fumonisinas. Se ha propuesto 5 miligramos por kilogramo para proteger a los animales más susceptibles, como los caballos, y 50 miligramos por kilogramo para cerdos. Sin embargo, pocos países han establecido límites de tolerancia para alimentos destinados al consumo humano, entre ellos Suecia, que permite 1 miligramo por kilogramo para la suma de las fumonisinas B1 y B2 en el grano de maíz.

Los productos agrícolas pueden contaminarse con micotoxinas, compuestos tóxicos producidos por hongos, en
cualquier momento, desde su producción en el campo, durante la cosecha, en el transporte o en el almacenamiento.
Un alimento invadido por hongos no siempre contendrá micotoxinas. A la inversa, no debe asumirse que los alimentos
con bajas cuentas de hongos estén libres de micotoxinas.
El uso de técnicas de manejo del maíz en el campo, puede ayudar a aminorar el problema de la contaminación por
micotoxinas; sin embargo, nunca ofrecerán una solución total.


Aflatoxinas

Son un grupo de aproximadamente 20 compuestos estrechamente relacionados; sin embargo, únicamente cuatro tipos se encuentran normalmente en los alimentos. Son producidos tanto en el campo como en almacenamiento por algunas cepas de Aspergillus flavus y A. parasiticus.

Las cuatro principales aflatoxinas han sido subdivididas en los grupos B y G, con base en la fluorescencia azul (blue) o verde (green) que presentan bajo la luz ultravioleta, y se denominan AFB1, AFB2, AFG1 y AFG2. Generalmente, la AFB1 es la de mayor ocurrencia y se presenta en mayor concentración en los productos alimenticios. La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer clasificó a las aflatoxinas en el grupo 1 como sustancias (o mezclas) con alto poder cancerígeno en humanos.

Centeno.
La manera más eficiente de controlar la presencia de las aflatoxinas en los alimentos es evitar su formación. Prevenir la producción de las aflatoxinas en el campo no es tarea fácil; sin embargo, el riesgo se puede reducir mediante el uso de algunas prácticas culturales agronómicas desfavorables para el establecimiento del hongo en la mazorca. Por el contrario, la producción de las aflatoxinas durante el almacenamiento es un problema tecnológico, el cual puede solucionarse secando apropiadamente el grano antes del almacenamiento. Sin embargo, la tecnología poscosecha es aún incipiente en países en vías de desarrollo como México.

La producción de aflatoxinas es un problema serio de salud pública asociado a materiales como el cacahuate, pistaches, semillas del algodonero, nueces y copra (médula del coco). Pero es sobre todo un problema en el maíz, por su amplio uso en la alimentación humana y animal.

Los alimentos con relativamente bajo riesgo de con taminación con aflatoxinas son las almendras, pasas, higos y especias. De estas últimas, las que han mostrado una mayor incidencia de contaminación con aflatoxinas son los chiles, pimentones y el jengibre. Los frijoles, soya, sorgo, trigo, avena y arroz son moderadamente susceptibles a la contaminación. Ocasionalmente, las aflatoxinas también contaminan granos de cacao, la linaza, las aceitunas, semillas de calabaza y girasol y el ajonjolí.

Es casi imposible eliminar completamente las aflatoxinas de los alimentos mediante su procesamiento. Por consiguiente, al igual que otros carcinógenos, se sugiere que los niveles en los alimentos sean lo más bajos tecnológicamente posible. Durante el proceso de la nixtamalización del maíz para la elaboración de tortillas se ha reportado una aparente reducción (60 a 90 por ciento) en los niveles de aflatoxinas. Sin embargo, también se ha sugerido que la acidificación puede revertir la reacción, tal y como puede ocurrir en el tracto digestivo humano durante la digestión.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), estableció en 1977 un límite permisible de 20 microgramos por kilogramo para las aflatoxinas totales en los alimentos destinados al consumo humano. Sin embargo, en algunos países europeos se han establecido límites de tolerancia más estrictos, específicamente para la AFB1, reglamentando 5 microgramos por kilogramo para los alimentos destinados tanto al consumo humano como animal.


Conclusiones

Sin lugar a duda las medidas preventivas para reducir la contaminación de productos agrícolas con hongos toxígenos son la mejor alternativa para evitar la presencia de las micotoxinas en nuestros alimentos. Esto puede apoyarse con el desarrollo de variedades resistentes a la contaminación por micotoxinas, el uso de prácticas agronómicas mejoradas en los cultivos (empleando densidades de población moderadas, riegos necesarios para que el cultivo no sufra por estrés de agua y fertilización nitrogenada, entre otras), así como adecuadas tecnologías poscosecha (minimizando el daño mecánico del grano durante la cosecha y realizando un secado rápido y efectivo para su transporte y almacenamiento). El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) están apoyando investigación básica y aplicada para este propósito.

La seguridad en los alimentos es un aspecto que debe enfatizarse; por tanto, es necesario contar con medidas más estrictas de control por nuestras autoridades, incluso para los alimentos que se producen en nuestro país. No existe la menor duda de que las micotoxinas son causantes de enfermedades e incluso de muerte en nuestra población; sin embargo, no existen estadísticas, ni estudios precisos al respecto.

Los efectos tóxicos agudos de las micotoxinas, solamente son observables en situaciones excepcionales; por tanto, no hay que olvidar que las micotoxinas también son capaces de inducir una gran variedad de enfermedades crónicas como el cáncer, resultado de una exposición a largo plazo por el consumo de alimentos contaminados, aún con bajos niveles de estas micotoxinas.


Abraham Méndez-Albores es doctor en ciencias por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav-IPN). Actualmente es posdoctorante en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán-UNAM con apoyo de la Dirección General de Asuntos del Personal Aca démico (DGAPA). Es miembro del Sistema Nacional de Investiga do res. Suárea de investigación son los mecanismos de inactivación de las aflatoxinas en los alimentos.
albores@walla.com

Ernesto Moreno Martínez es doctor en fitopatología por la Universidad de Minnesota. Actualmente ocupa la jefatura de la Unidad de Investigación en Granos y Semillas de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Su área de investigación es la problemática del sistema poscosecha de granos y semillas y las micotoxinas.
ernesto@servidor.unam.mx


Bibliografía

  • Battaglia, R., T. Hatzold y R. Kroes (1996), “Conclusions from the workshop on ochratoxin in food, organized by ILSI Europe in Aix-en-Provence 10-12 January 1996”, Food additives and contaminants, 13, 1-3.
  • Food and Drug Administration, USA (1977), “FDA proposed guidelines for aflatoxin”, Cereal foods world, 22, 532-541.
  • Langseth, W., y O. Elen (1996), “Differences between barley, oats and wheat in the occurrence of deoxynivalenol and other trichothecenes in Norwegian grain”, Journal of phytopathology, 144, 113-118.
  • Méndez-Albores, A., G. Arámbula-Villa., G. Loarca-Piña., J. González-Hernández., E. Castaño-Tostado y E. Moreno-Martínez (2004a), “Aflatoxin’s fate during the nixtamalization of contaminated maize by two tortilla-making processes”, Journal of stored products research, 40, 87-94.
  • Méndez-Albores, A., G. Arámbula-Villa., J. C. Del Río-García y E. Moreno-Martínez (2004b), “Aflatoxin-detoxification achieved with Mexican traditional nixtamalization process (MTNP) is reversible”, Journal of the science of food and agriculture, 84, 1611-1614.
  • Moreno, M. E. (1996), “El maíz y las aflatoxinas”, en F. Torres, I. Chong y J. Quintanilla (compiladores), La industria de la masa y la tortilla: desarrollo y tecnología, México, PUAL-UNAM, pp. 139-145.
  • Moss, M. O. (1996), “Mycotoxins”, Mycology research, 100, 513-523.
  • Tanaka, T., A. Hasegawa., S. Yamamoto., U. Lee., Y. Sugiura y Y. Ueno (1988), “Worldwide contamination of cereals by the Fusarium mycotoxins nivalenol, deoxynivalenol, and zearalenone. 1. Survey of 19 countries”, Journal of agricultural and food chemistry, 36, 979-983.
  • Ueno, Y., K. Iijima., S. D. Wang., Y. Sugiura., M. Sekijima., T. Tanaka., C. Chen y S. Z. Yu (1997), “Fumonisins as a contributory risk factor for primary liver cancer: a 3- year study of corn harvested in Haimen, China, by HPLC and ELISA”, Food and chemical toxicology, 35, 1143-1150.
  • Van Egmond, H. P., y G. J. A. Speijers (1994), “Survey of data on the incidence and levels of ochratoxin A in food and animal feed worldwide”, Journal of natural toxins, 3, 125-144.


Fuente del artículo: Academia Mexicana de Ciencias


domingo, 4 de diciembre de 2011

Parásitos hematófagos

"Si de vampiros se trata"

Revista Ciencia y Desarrollo | Perla María del Carmen Acevedo Ramírez


Inicio

Cuando alguien menciona la palabra vampiro, viene a la mente de muchos un ser mítico, entre vivo y muerto, que subsiste durante siglos a expensas de la sangre ajena, pero también se puede pensar en un mamífero volador, considerado un ser terrorífico que aparece de noche, mostrando unos colmillos listos a clavarse en el cuello de sus víctimas, a manera de un par de popotes, a través de los cuales este horrible animal succiona su sangre hasta agotarla: el murciélago… Y esta sola imagen parece ser la causa por la cual muchos murciélagos han padecido la mala suerte de ser atacados sin razón alguna, porque conviene aclarar que la mayoría de ellos se alimentan de polen, insectos y néctar, por lo que resultan ser muy pocos los hematófagosa. Pero, entonces, ¿en realidad son estos animalillos unos vampiros satánicos?

Veamos cuáles son las acepciones que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española reconoce acerca del término "vampiro":
(Del fr. vampire, y este del al. Vampir).

1. m. Espectro o cadáver que, según cree el vulgo de ciertos países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos.
2. m. Murciélago hematófago de América del Sur.
3. m. Persona codiciosa que abusa o se aprovecha de los demás.


Un vampiro, de acuerdo con la segunda acepción, es un ser vivo que se alimenta de la sangre de otros seres vivos, eso nos permite extender esta definición un poco más allá de los murciélagos hematófagos, y podemos incluir, en general, a otros seres vivos que se nutren de sangre y son mucho más abundantes, lo que nos llevará a hablar de diversas clases de vampiros, y eso convierte este texto en un cuento de terror, ¿no es así?, ya que a continuación se presentará un variado mosaico de vampiros capaces de causar problemas graves e, incluso, la muerte de los seres vivos a los que “chupan la sangre”; ellos son ni más ni menos que los parásitosb hematófagos, es decir, organismos que viven a expensas de otros seres vivos, alimentándose de su sangre. Como lo verás más adelante, muchos parásitos hematófagos pueden hacer mucho más daño que succionar la sangre de otros seres vivos, también transmiten enfermedades que pueden concluir en un desenlace fatal.


Fig. 1
Endoparásitos hematófagos

Empezaremos por los nematodos, gusanos cilíndricos cuyos cuerpos son largos y delgados, similares a los fideos; ejemplo: el Necator americanus, que mide hasta 2 cm de largo, vive en el intestino delgado, principalmente de los niños, y tiene una boca grande con dos pares de placas cortantes parecidas a dientes que le permiten sujetarse fuertemente al intestino (figura 1). Cada uno de estos nematodos consume, aproximadamente 0.05 mℓ de sangre, lo que no parece significar demasiado, pero si hay demasiados en el mismo intestino, pueden llegar a extraer grandes cantidades y causar en el huésped una enfermedad llamada anemia, la cual se caracteriza por la disminución de sangre en los seres parasitados, lo que deriva en el descenso de hierro y hemoglobinac, además de proteínas y, en ausencia de éstas, otros nutrientes dejan de absorberse; si a esta serie de problemas agregamos la presencia de infecciones masivas (más de 1,000 parásitos), el desenlace puede concluir con la muerte de la víctima que con su sangre alimentó a estos parásitos.1

La presencia de estos vampiros es interpretada de manera variada, y en ocasiones ha llegado a ser tan menospreciada por algunos sectores de salud que, por lo general no se reporta e, incluso, a nivel nacional se desconoce con qué frecuencia se presenta. Uno de los pocos registros proviene de Chiapas, donde se realizó un estudio en mujeres anémicas, entre las cuales se identificó que 50% padecía parasitosis por N. americanus, y los estudios demostraron que el nivel promedio de hemoglobina en ellas fue más bajo (4.1 g/dℓ) que en el conjunto de mujeres con anemia causada por otros motivos, como la desnutrición (promedio 7.0 gm/dℓ), cuando el nivel de hemoglobina en mujeres sanas es de 12.1 a 15.1 g/dℓ, lo cual demuestra que N. americanus es capaz de provocar una anemia más aguda que aquella causada por desnutrición.2


Fig.2
Fig. 3
Ectoparásitos


Existen otros vampiros que, a diferencia de los nematodos, viven en el exterior del cuerpo por lo que son llamados ectoparásitos (ecto- ‘en el exterior’), los cuales, algunas veces pasan toda su vida sobre el animal o humano del que se alimentan, pero otras, únicamente llegan, se alimentan y se van, entre ellos se encuentran insectosd y arácnidose.




Fig. 4
Fig. 5
Entre los insectos hay una gran variedad de vampiros; en general, su aparato bucal está diseñado para ello, pues está compuesto por estructuras delgadas y largas que forman un órgano muy similar a una aguja hueca que se inserta en el tejido del cual obtiene la sangre, mediante succión. Entre los insectos, podemos encontrar una enorme multiplicidad: mosquitos, moscas, pulgas, piojos (piojo del cuero cabelludo y piojo del vello púbico o ladilla, éste último se transmite por contacto sexual), chinches de cama (Cimex) y chinches besuconas, que aprovechan los huecos de las paredes para hacer sus nidos (figuras 2-7). Algunos son bastante frecuentes y se encuentran durante todo el año, aunque, por lo general, su número aumenta en la temporada de lluvias. Un ejemplo notable se aprecia en la presencia de piojos, que son altamente contagiosos, como ha sido registrado a través de varios brotes en niños de escuelas públicas y privadas, lo cual constituye un problema.

Fig. 7
Fig. 6

Por otra parte, en el grupo de los arácnidos se encuentran comprendidas las garrapatas, que necesitan sangre para desarrollarse desde su salida del huevo hasta convertirse en adultas. La mayor incidencia de ellas se presenta en animales domésticos (bovinos, perros) y silvestres, pero éstas también pueden alimentarse de humanos (figura 8).


Enfermedades provocadas por vampiros
Fig. 8

El problema trasciende hasta la posibilidad de provocar anemia, que ya es una cuestión seria, pues algunos de estos insectos y garrapatas hematófagos transmiten virus, bacterias, rickettsiasf, protozoarios y nematodos que causan padecimientos denominados enfermedades transmitidas por vector (ETV), como las que se muestran en el cuadro 1.


Combate a los pequeños vampiros

Como puedes ver, son muchos los vampiros existentes en la naturaleza y, como bien se dice, se trata de criaturas que, efectivamente, extraen sangre, pero, por lo general no causan la muerte por sí mismas; no obstante, algunos de estos vampiros, en particular los insectos y arácnidos, al extraer sangre, pueden transmitir enfermedades que sí pueden provocar la muerte.



Tomando en cuenta que los seres hematófagos son muy diversos en tamaños, formas y también en su desarrollo, resulta muy difícil combatirlos, por lo que es necesario mantenerlos bajo control. Ciertamente son vampiros, pero unos a los que no requerimos combatir con balas de plata o crucifijos; tampoco resulta efectivo exponerlos al sol… ¡ah!, y por cierto, mucho menos es necesario –ni siquiera útil, sino totalmente perjudicial– causar incendios en cuevas para matar murciélagos, toda vez que éstos son indispensables para mantener el ecosistema en el que se desarrollan; pero si se trata de disminuir el número y la amenaza de los verdaderos vampiros, los chupasangre, la mejor arma es la higiene, y a continuación se ofrece una lista con algunas sugerencias para evitar sufrir sus extracciones de sangre:

» Mejorar los hábitos higiénicos: lavado de manos, aseo personal y de la vivienda.

» No defecar al aire libre, ya que los nematodos Necator americanus se alojan en el intestino, de modo que en las heces se evacuan igualmente los huevos depositados por las hembras de éstos, los cuales al salir se desarrollan, dejando libres las larvas con la capacidad de infectar a otras personas (principalmente niños).

» Evitar la acumulación de agua en cacharros o charcos por varios días, pues las hembras de los mosquitos depositan los huevos en la superficie del agua, por lo que estos eventuales depósitos de agua crean ambientes propicios para el desarrollo de los mosquitos.

» Procurar que las mascotas estén sanas y libres de parásitos, ya que pueden transmitirlos, por ejemplo, las pulgas; además, es importante evitar que sus excretas permanezcan al aire libre.

» Mantener lo más limpio posible el entorno de las personas: casa, oficina, escuela, calle, etcétera, para evitar que los parásitos se hospeden en nuestro hábitat.

Con estas medidas, seguro nos pondremos a salvo de los vampiros. Mejor que una corona de ajos y con más agradable olor, ¿no lo creen?




Virus del Oeste del Nilo. La Encefalitis por Virus del Oeste del Nilo se transmite a través de la picadura de mosquitos Culex. Las principales manifestaciones clínicas de la enfermedad en humanos incluyen fiebre, malestar general, anorexia, cefalea, mialgias y, ocasionalmente, síntomas severos como encefalitis o meningitis.


Paludismo o malaria. Enfermedad parasitaria causada por protozoarios del género Plasmodium que se transmite a los humanos por la picadura de las hembras infectadas de los mosquitos del género Anopheles.

Leishmaniasis. Enfermedad que afecta a humanos, animales domésticos y silvestres, y pueden manifestarse con úlceras cutáneas, inflamación de vísceras y llegar a causar la muerte. Es causada por diferentes especies del género Leishmania (L. chagasi, L. mexicana,L. braziliensis) y se transmite por mosquitas nematófagas del género Lutzomyia (jejenes, mosquitas de arena, manta blanca, tirita).

Enfermedad de Chagas. Causadas por protozoarios Trypanosoma cruzi, transmitidos por las excretas de insectos hematófagos de la subfamilia Triatominae. Otras formas de transmisión del parásito, principalmente en áreas urbanas, ocurren a través de órganos y tejidos contaminados, y también de madre a hijo, durante el embarazo.



Glosario

a. Hematófago. Ser vivo que se alimente de la sangre de otro ser vivo
b. Parásito. Ser vivo que se nutre a expensas de otro ser vivo (huésped). Los endoparásitos (protozoarios, nematodos) viven dentro del huésped, y los ectoparásitos (mosquitos, moscos, chinches, piojos, garrapatas, ácaros, etc.) fuera de él.
c. Hemoglobina. Proteína que se encuentra en la sangre y se encarga de transportar el oxígeno por todo el cuerpo.
d. Insecto. Invertebrado cuyo cuperpo se divide en cabeza, tórax y abdomen, con 3 pares de patas y, en ocasiones, también con alas, como mosquitos, mariposas, cucarachas, piojos, pulgas.
e. Arácnido. Invertebrado con cuerpo dividido en prosoma (parte anterior del cuerpo que incluye la cabeza, en ella se encuentran los quelíceos, apéndices bucales que sirven para sujetar la comida y los pedipalpos que tienen función sensorial) y opistosoma (región posterior del cuerpo, abarca el abdomen que incluye los cuatro pares de patas). No posee antenas. Ejemplos: arañas, alacranes, garrapatas y ácaros.
f. Rickettsia. Género que agrupa a bacterias gram-negativas (familia Rickettsiaceae) bacilares, parásitas intracelulares obligadas de los vertebrados (incluyendo el hombre) y de artrópodos (garrapatas, pulgas, piojos, etc.). Los segundos actúan como vectores y facilitan la transmisión de las rickettsias entre los diferentes hospedadores. Las rickettsias crecen generalmente en el citoplasma de la célula hospedadora y, con menor frecuencia, en el núcleo. © Diccionario de Medicina Espasa Calpe, S.A.


Referencias

1. A. Atías. Parasitología médica. Chile, s/cd.: Manual Moderno, 1999.
2. P. Brentlinger, L. Capps, M. Denson. “Hookworm Infection and Anemia in Adult Women in Rural Chiapas, Mexico”. Salud Pública de México, 45, 2, (2003): pp. 117-119. [http://www.facmed.unam.mx].
3. Secretaría de Salud. “Panorama epidemiológico de fiebre y fiebre hemorrágica por dengue en entidades federativas”. Información publicada a la semana 13. Abril, 2011.
4. Secretaría de Salud. “Programa de Acción Específico 2007-2012. Otras Enfermedades Transmitidas por Vector”. México: Secretaría de Salud, 2008, 70 pp.
5. Organización Panamericana de la Salud. Informe Final de la Reunión de Expertos OPS/OMS sobre Leishmaniasis Visceral en las Américas. Río de Janeiro, Brasil: PANAFTOSA, 2006, 152 pp.
6. G. Gordillo-Pérez, J. Torres, F. Solórzano-Santos, V. Garduño-Bautista, R. Tapia-Conyer, O. Muñoz. Estudio seroepidemiológico de borreliosis de Lyme en la Ciudad de México y el noreste de la República Mexicana. Salud Pública de México, 45, (2003): pp. 351-355.



Nota. Por error de dedo (¿quién no lo ha tenido?) algunas imágenes de este artículo se guardaron con el nombre de "Si de vampiros de trata" en lugar de "Si de vampiros se trata". Ofrecemos una disculpa, prometemos ser más cautelosos.